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Mostrando entradas de marzo, 2022

Chiquitina

  Hace tiempo que mi madre me abandonó. No hay mucho que pueda hacer excepto platicar con el viejo que se pasea aquí por las noches. En las mañanas también hay gente, pero siempre andan tristes y nunca se detienen a charlar conmigo. A lo mejor es porque estoy acá abajo y no me ven. Sólo el anciano nos hace compañía a mí y a la otra niña que vive conmigo casi desde que llegué. A veces lo he visto de día cavando hoyos o barriendo.    Aún sigo molesta con mi madre por desafanarse de mí. Por más que lloré simplemente se alejó. Luego alguien me encontró y me trajo aquí. No es que esté incómoda, que me decepcione no tener una familia o que ni siquiera tenga un nombre propio —el viejo me llama chiquitina, pero no sé si eso cuente—, lo que no me permite perdonarla es saber que me escuchó y que de todos modos me ignoró.    La otra niña tiene una historia similar a la mía. Es triste p

El regreso de Tujhuni

  Al que fuera mi hermano:      En uno de mis deleitosos viajes al mundo terrenal conocí a Ximena. En ese entonces ella desconocía su verdadera capacidad. Siempre supuso que sus sueños eran sólo eso, que al leer las cartas o la mano de las personas, alguna divinidad la guiaba. No tenía idea de la magia que de ella misma surgía. Yo le revelé la verdad cósmica ¿Quién sino yo, Chihzotli, el Dios de luz para demostrarle su verdadero potencial, convertirla en mi pareja y mi bastión?      Siempre me preguntabas por qué ella, una mera mortal. Alguien que a tu parecer no era digna. ¿Y por qué no? Si había una mujer que merecía de ser divinizada era Ximena, que de forma natural conocía el porvenir y que por sus venas corría ya el flujo del Tehuanatli. Era perfecta para ambas cosas, ser Diosa y vivir a mi lado ¡Pero qué ironía!, que lo que nadie pudo ver era la vileza que habitaba tu corazón. Tujhuni, mi adorado hermano, el gran Dios del tiempo, tú. ¡Quién habría podido advertir lo ruin y bajo q