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Mostrando entradas de 2022

Cadena de mando

¡Ya sé que nos disparan, imbécil! ¡Dispara tú también!… ¡No te oigo nada!… ¡Vamos hacia los árboles! ¡Sólo sigue al capitán!… ¡¡Ahora!! ¡¡Corre!! ¡Excelente!, aquí tenemos ventaja. Han bajado las ráfagas. De seguro se mueven al norte para emboscarnos, pero no podrán. Además, al parecer estamos todos… ¿Le dieron a Correa?… Sí, ya vi su cuerpo. Está como a cien metros, en el claro. ¿Cuál promesa?, ¿de qué hablas?… ¿¡Qué haces!? ¡No salgas! ¡Te van a matar y a nosotros contigo!… ¡Capitán! ¡El loco de Orozco quiere recuperar el cuerpo de Correa!… ¡Sí, capitán!… Ni modo, compañero. Órdenes son órdenes. ¿¡Qué mierda!? ¡Por más que le disparo ese cabrón no cae! Ahora todos lo atacan, nosotros y el enemigo. ¡Sigue de pie! Está a medio camino… ¡Me estoy volviendo loco! Nunca vi a nadie correr así. Es como si no tocara el suelo ¡Parece nadar en el aire! Ya llegó… ¿¡Qué carajos!?… Yo también lo veo, capitán… ¡No lo sé! ¿Cómo demonios voy a sabe

Especificación catorce

  Camino de un lado a otro mientras espero a que surtan la receta de Susana. Voy de pasillo en pasillo, observando los empaques de las medicinas, sus caritas sonrientes y sus voces tiernas que a estas alturas me aturden. Al hablar todas al mismo tiempo suenan como un enjambre hipnótico y perturbador. El robo-guardián no me quita el ojo de encima. Hay una gran cantidad de productos que prometen mejorar la memoria. «¿Y no habrá nada para olvidar?», me pregunto. Mi hermana y yo hemos batallado mucho para sobrevivir en esta ciudad.  Recuerdo el primer día de clases. Entramos y dijimos: «¡Buenos días!». Todos nos miraron como si los hubiéramos insultado. Incluso el maestro en turno parecía molesto. Nos quedamos calladas, no estábamos preparadas para sus costumbres. Al ver que no atinábamos a reaccionar, el profesor n

En oferta

Se vende deportivo Dorian 7 GT-R blanco, modelo dos mil veinte. Versión de lujo con asientos de piel. Transmisión manual de seis velocidades, motor de doce cilindros y muy poco kilometraje. Posee seiscientos caballos de potencia y acelera de cero a cien kilómetros en cuatro segundos. En condiciones impecables. Sólo tiene una pequeña transgresión carmesí con familia y seres queridos en la defensa delantera y parte del capó. Único dueño.

Mozambique

Desde aquí puedo que ver que el avance de los autos en la caseta es lento. La fila es larga y casi estática. Uno podría pensar que sólo es cuestión de unos quince minutos en lo que pasas al otro lado, continuas sobre la autopista de cuota y listo. Sin embargo, en muchas ocasiones esperé hasta más de una hora en tramos tan cortos como este. El calor es sofocante, eso convierte a la simple idea de estar atorado en una pesadilla. Estoy a unos metros del libramiento hacia la carretera libre, voy a continuar por ahí. Es curioso como el hecho de ir por un camino más estrecho vuelve más íntimo el viaje, incluso surrealista por momentos. Eso es algo que las grandes autopistas jamás tendrán. Lo que veo que sí comparten es el tráfico lento, creo que no soy el único que decidió evitar el tramo de la caseta. Es muy extraño, estos parajes no se parecen en nada a los de mi país y, sin embargo, me siento nostálgico. Faltan los costados llenos de arena rojiza, aquí hay más árboles que palmeras, inclus

La elusiva ENHU

  Aquel jueves a las ocho de la noche Rolando cerró temprano El Cronopio, su tienda de conveniencia. María, su empleada, se reportó enferma y él acudiría a una cena romántica con Amelia, una afable bibliotecaria que conoció algunos meses atrás cuando ella entró a su local buscando un tipo de galletas en particular.    —Poca gente pregunta por este producto a pesar de ser apetitoso —le comentó en aquél entonces Rolando a su clienta con la optimista intención de romper el hielo.    —Supongo que para algunas personas el sabor a menta debe resultar raro en una galleta, pero es la que prefieren mis traviesos —contestó Amelia con un tono amable y preciso.    —¡Traviesos y consentidos! Son unos niños afortunados —exclamó el tendero.    —En realidad no tengo hijos. Por traviesos me refiero a mis hurones.    —¡Perdón! Asumí cosas que no debía.    —Pierda cuidado.    —Había un g